Por Rocio Romero

Las Voces del Desierto es la primera novela escrita por Marlo Morgan, médica y escritora estadounidense. Narrada en primera persona, cuenta cómo, por motivos de trabajo, viajó a Australia y terminó embarcándose en un recorrido a pie a través del desierto (el outback), guiada y acompañada por una tribu aborigen.
A lo largo del relato, Morgan comparte su proceso personal y su transformación interior, impulsada por las vivencias y aprendizajes que le brinda ese viaje exterior: se empapa de las creencias, costumbres y forma de vida de los aborígenes, cuestiona sus propios hábitos, se desprende de estructuras anteriores, conecta con la naturaleza que la rodea, y establece nuevos lazos con su cuerpo, su mente y su espiritualidad.
Considero que este libro puede leerse desde dos enfoques diferentes, y la experiencia final dependerá en gran medida de la perspectiva con la que el lector se acerque a él.
Morgan construye una obra interesante dentro del género de la literatura de viajes. Su narrativa, los ejercicios de introspección que propone en cada capítulo y el contraste entre mundos, invitan a la reflexión activa. Nos presenta una realidad distinta a la que conocemos y nos interpela al mostrar una alternativa vital, lo cual exige un trabajo de autoconocimiento por parte del lector.
No obstante, es importante detenernos en el título: Las Voces del Desierto. Me resulta curioso que esta haya sido la elección para la versión en español. El título original en inglés, Mutant Message Down Under, hace referencia a un «mensaje transformador» que la autora recibe y luego comparte: su propia mutación interna. En cambio, en español, el foco se desplaza hacia los aborígenes, a esas supuestas “voces del desierto” que le transmiten enseñanzas a la protagonista.
Esta diferencia no es menor. Creo que esta dicotomía es clave para entender la controversia que ha rodeado al libro y puede explicar por qué tuvo más éxito fuera de Australia que dentro. Años después de su publicación, la propia Marlo Morgan admitió públicamente que se trata de una obra de ficción, no de una historia basada en hechos reales. Y esto abre otras preguntas: ¿qué entendemos por “basado en hechos reales”? ¿Acaso no son siempre interpretaciones, ficciones construidas sobre vivencias?
Lo verdaderamente importante, en mi opinión, es preguntarnos a qué voz estamos escuchando y con qué intención. Narrar desde la experiencia propia una cultura que no te pertenece es un ejercicio delicado, y corre el riesgo de caer en la apropiación cultural. Muchos lectores se acercaron a este libro queriendo aprender sobre la cultura aborigen australiana, sin percatarse de que estaban recibiendo una interpretación personal, mediada por la mirada de alguien ajeno.
¿Hasta qué punto estamos capacitados, o tenemos derecho, para hablar de lo que no nos pertenece? Esta es, quizá, la gran interrogante que deja esta novela.
Desde mi punto de vista, y precisamente por este conflicto ético que plantea, Las Voces del Desierto es una lectura valiosa que recomiendo. Siempre recibo con los brazos —y los ojos, y los oídos— bien abiertos cualquier texto que me invite a cuestionarme, a mirar más allá de lo evidente y a ampliar mi mirada.
Eso sí: recordemos en todo momento que NO estamos escuchando las voces del desierto. Estamos escuchando la voz de una narradora individual, con sus propias creencias, prejuicios y batallas internas, compartiendo su transformación en un momento puntual de su vida —su mutant time Down Under.
Y lo que tú, como lector, hagas con esos aprendizajes, pasará a formar parte de tu propia historia, vista desde tu propio filtro, contada con Tu Voz.
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Sobre el autor

Rocio Romero
De Galicia. Por el mundo. Nado entre palabras.
Leo para volar. Escribo para enraizar.
Oxímoron es mi palabra favorita: chispa que arde sin quemar.