Crecí con el lema que ser fuerte es no llorar, no demostrar debilidad alguna, aprender a ver el lado positivo y agradecer por las cosas más detestables, como símbolo de felicidad y fortaleza emocional. No sé si lo que me decían era cierto. Lo que sí, es que aprendí a guardar un montón de sentimientos en mi interior.
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